aeronaves no tripuladas
Los sistemas de aviones desocupados (UAV, también conocidos como drones) son un ejemplo perfecto de este fenómeno. Los drones aéreos, pequeños, portátiles y asequibles, se utilizan ahora de forma recreativa en muchos países y están revolucionando una variedad de tareas laborales, desde el periodismo (Holton y col. 2014) a la agricultura de precisión (Zhang y Kovacs 2012). Los científicos también utilizan cada vez más los drones para recopilar rápidamente datos de alta resolución en muchos ecosistemas (Koh y Wich 2012) y están preparados para revolucionar la ecología espacial (Anderson y Gaston 2013). Si bien las aeronaves ocupadas pueden recopilar datos de resolución relativamente alta, pueden tener un costo prohibitivo para proyectos de menor escala (Arona y col. 2018), incluidos los que necesitan una alta resolución temporal. Para proyectos de mayor escala en áreas más amplias, es posible que no se obtengan los beneficios económicos (Angliss y col. 2018, Ferguson y col. 2018). Los aviones ocupados también presentan riesgos importantes para los científicos (Sasse 2003), especialmente en aplicaciones marinas, y son sensibles a las condiciones meteorológicas como las nubes y la humedad. Los métodos basados en satélites se están volviendo rentables en áreas más grandes donde el momento de la recopilación de datos no es crítico, pero no pueden recopilar datos en las escalas temporales y espaciales requeridas por algunas formas de investigación marina y costera, y quedan muchos sistemas de sensores basados en satélites. sensible a los efectos atmosféricos y meteorológicos que degradan la imagen.